14 ago 2024

DÍAS DE SOL


Esta semana hizo unos días preciosos en Bogotá. Cielo completamente azul, un sol que calentaba delicioso y que combinaba con una brisa tenue que parecía acariciar las tardes.  A propósito, me fascina el sonido que hay cuando pasa el viento moviendo las hojas de los árboles, es espectacular. No se si les ocurre lo mismo que a mi, esos días me llenan de energía, de ánimo, de alegría y quisiera estar todo el tiempo afuera.   

Tengo la fortuna de trabajar desde mi casa así que pude disfrutar las tardes hasta que se ponía el sol.  Nos encontrábamos con mi hermana, mi sobrinita y la perrita en el parque. Mi sobrinita montando bicicleta feliz, porque ya no necesita las ruedas de atrás de soporte. Verla tan feliz con su casco rosa, la sonrisa, sus mejillas rosaditas, es una muñeca. Creo que si uno quiere ver la felicidad solo hay que observar a un niño.   

Compramos helados de coco y yo me sentaba en una montañita en la que caía perfectamente el sol. 

En el parque mucha gente paseando a sus perritos, conversábamos con algunos de ellos cuando los perritos interactúan. Las preguntas normales, cómo se llama, qué raza es y así.   También niños jugando baloncesto, otros montados en los columpios.  

Vi que iba entrando al parque un adulto mayor, con bala de oxigeno, iba en su silla de ruedas acompañado por un enfermero.  El enfermero parqueo la silla y sacó un balón y comenzó a lanzarle la pelota y él la respondía con las piernas y otras veces con las manos.  Era una escena bonita, pues yo veía que el enfermero le charlaba y se reía, pero veía al señor serio y callado. Cuando me di cuenta era que el enfermero no estaba hablando con el paciente sino que tenía audífonos y estaba hablando por teléfono.  Y eso que ya llevábamos mínimo 20 minutos. Con razón la cara de serio y aburrido del señor si no interactuaba con él.  

Hablamos con mi hermana acerca de esa escena y mi hermana me dice, -Lastima no poderle decir que porqué más bien no interactúa con el paciente en vez de estar hablando por teléfono. Entonces le dije, yo voy a ir a decirle. Mi hermana me detuvo y me dijo – pero primero dígale lo positivo. Buena recomendación… 

Cuando ya nos íbamos a ir, me fui acercando lentamente al enfermero y al señor y lo veo sentado en el pasto chateando y el señor al lado.. solito…  Así que con más veras era el momento.    

Le dije: Señor, señor (no me ponía atención por andar chateando hasta que por fin levantó la cara y me vio) Hola, lo felicito por su trabajo es muy valioso acompañar y cuidar a los pacientes. Ahí sonrió, pero volvió a bajar la mirada al celular…así que seguí: Pero le recomiendo que cuando esté con el paciente deje el celular guardado e interactúe con él, recuerde que de su trabajo, lo más importante es el paciente, póngale atención.   y me di media vuelta y me fui, mi hermana y mi sobrinita me estaban esperando más adelante. 

Al día siguiente, como estaba tan hermoso el día, hicimos el mismo plan con mi hermana, esperamos que mi sobrinita llegara del colegio y nos encontramos, de nuevo compramos helados, me senté en la misma montañita.  Llegaron las mismas personas con sus perritos, los niños jugando etc. En ese momento ya estaba el señor del día anterior en su rutina con el enfermero, pero como nosotras llegamos por detrás, pude ver primero la cara del señor y estaba sonriendo y le respondía al enfermero. Ahora ambos estaban interactuando.  

Quedamos aterradas con mi hermana de ver el cambio tan bárbaro en la cara del señor, estaba sonriendo!   Reconozco que cada rato los observaba y vi todo el tiempo que estuve ahí hasta que se fueron, no saco el celular, ya no tenía audífonos puestos y se veían ambos disfrutando la tarde.   

Esto que vi en el enfermero, lo he visto con muchas personas en diferentes momentos. Es claro que en temas como la salud la atención y dedicación al paciente es fundamental, pero esto nos toca a todos.  Hace unos meses estuve en Santa Marta y mientras estábamos en la piscina una niña toda feliz decía “papá, papá mira como nado”… y el papá tomándose selfies no le paraba ni 5 bolas a la niña. 

 He visto a personas que están hablando por teléfono y mientras “escuchan” a la otra persona en la línea, están viendo instagram, facebook o incluso respondiendo mensajes de whatsApp. ¿Conclusión? no le están poniendo atención a nadie. No le están dedicando el tiempo que se merece la persona al otro lado de la línea y si la persona le está contando algo, le está dedicando tiempo, lo mínimo es hacer lo mismo, dedicarle tiempo y atención.     

A veces creemos que es más importante lo que hay en el teléfono, revisar redes sociales o contestar un chat que lo que tenemos enfrente. Y en ese error caemos todos. Yo soy consciente que he mejorado, pero aún me falta.  

Muy cierto eso que dicen que el mejor regalo que uno puede darle a otra persona es dedicarle Tiempo, porque uno está dando algo que jamás va a recuperar. Por eso creo que es tan importante ponerle atención a las personas. 

Hace unas semanas Fonseca y Silvestre Dangond, lanzaron la canción titulada “Cartagena” que es espectacular, dan ganas de ponerse a bailar. Desde que la lanzaron la pongo hasta en la ducha. Pero aparte del ritmo y la interpretación impecable de estos dos grandes artistas, la letra de la canción tiene un mensaje importante:

Qué absurdo que perdamos tiempo en lo que no vale

Fue absurdo que no lo entendiera un poquito antes

Por andar viendo otras fotos me perdí tus ojos

Y me ocupaba dando likes y no de tus antojos

Ahora que no estás aquí

Duele el tiempo que perdí

Me duele tanto, que ya no aguanto

Dice que el tiempo cura todo, pero no es así

Quiero pedirle tiempo al tiempo para estar contigo

Para cuidarte más y hacer las cosas que no hicimos

Quiero pedirle tiempo al tiempo pa’ recuperarnos

Y no perdernos tú y yo, siempre tú y yo, solos tú y yo