Cuando alguien muere queda un vacío enorme. Hay días que uno extraña su voz, las conversaciones, la presencia, ciertos momentos, el saber simplemente que estaban ahí. Todo cambia en nuestra vida cuando perdemos seres amados. Nada vuelve a ser igual, las celebraciones, la navidad, todo cambia… Uno con el tiempo vuelve a sonreír pero es como si al corazón le faltara un pedacito. Podrán pasar los días, los años, pero ante la muerte de seres queridos solo podemos hacer las paces con las ausencias y aprender a vivir sin ellos. Es una tarea difícil que a veces pasa como por una montaña rusa, hay momentos donde se extraña más que otros, hay días de días.