En el 2004 vi una película maravillosa… la música, la puesta en escena, los bailes me llamó mucho la atención y quedó en mi memoria para siempre. De unas semanas para acá recordé esa película y quería volver a verla… Esas cosas que uno no sabe por qué…
La película es protagonizada por Jenifer López y Richard Gere.
John Clark es un importante abogado de sucesiones, donde elabora testamentos y divide bienes de clientes. Muy entregado al trabajo. Casado y con dos hijos.
En sus momentos de cavilación recuerda una y otra vez los casos de sus clientes: La persona muere y llegan sus hijos, reciben todo lo que les dejó su ser querido y luego de recibir todo y poner la última firma, le dicen a su abogado: ¿Esto es todo?… ¿Y ahora qué? A lo que él siempre les dice:
Lo que venga de ahora en adelante, solo depende de ti.
En esas siente que algo le falta… como una emoción. Y decide tomar clases de baile.
La esposa (Susan Sarandon) siente que está extraño… que llega tarde y decide contratar a un detective para saber qué pasa con su marido, presagiando lo peor: Una infidelidad. Aunque le cuesta creer por la clase de hombre que es y la vida que han tenido.
El detective hace las averiguaciones y descubre que toma clases de baile. No hay relación alguna con las profesoras, pero sí un vínculo importante con una de ellas: Paulina (JLO). Un vínculo con la pasión del baile.
Cuando el detective le cuenta a la esposa lo que descubrió, ella le pregunta:
– ¿Por qué cree usted que dos personas se casan?
– ¿Por pasión? Responde el detective
– Hum… no. Porque necesitamos testigos de nuestra vida. Hay millones de personas en el planeta, ¿qué importa en realidad una simple vida? Pero en un matrimonio, lo que prometes es que te preocuparás de todo; de lo bueno, de lo malo, de lo terrible, de lo trivial… Todos los días y en todo momento, lo que dices es: “Tu vida no pasará desapercibida porque yo me fijaré en ella; tu vida no pasará inadvertida porque yo estaré ahí”
Esa frase me pareció maravillosa, encantadora y en esas dos escenas, supe el por qué tenía que volver a verla. No era la música, los vestidos, el encanto de Richard Gere, lo romántico de la escena final… Era eso… y casualmente no había reparado en ese detalle hace 20 años. Seguramente con los años todos vamos madurando y nos fijamos más en cosas profundas que en cosas superficiales. Lo mismo pasa cuando leemos libros los cuales leímos hace décadas y ahora los entendemos.
¿Esto es todo? ¿Y ahora qué? Todos en algún momento de la vida llegamos a una estabilidad o rutina que nos hacemos esa pregunta. Todos los seres humanos encontramos esa luz que renueva nuestra vida haciendo diferentes planes, tal vez abandonandolo todo y comenzando algo nuevo en un país lejano. Tal vez tomando clases de baile. Tal vez poniendo en marcha ese proyecto que dejamos atrás. Todo dependerá de nosotros mismos.
Para no dejarlos en suspenso con la película, suceden cosas maravillosas en cada personaje, mostrando que el motor de la vida de cada uno es hacer lo que les apasiona y compartirlo con quienes más queremos.
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Mi hermana Lucerito |