8 de marzo de 2017

El camino de la compasión

Como todas las mañanas, entré a mi fuente de noticias, como yo llamo a Twitter, y me encontré con una foto que llamó poderosamente mi atención. Era un niño sonriendo en un salón de clase llevando en silla de ruedas a un compañerito. Todos los pequeños  de la foto se veían felices. El titular de la imagen decía: “Así disfrutamos en el curso de Niños Cuidadores”.

Inmediatamente di clic al enlace y me llené de esperanza en la humanidad: Niños Cuidadores es un proyecto de la Fundación New Health en España, que mediante el programa Todos Contigo, está centrado en educar a los niños a cuidar a otros. A enfrentarse a una situación de tener un familiar o un compañerito del colegio enfermo y estar en la capacidad de cuidarlo. Es básicamente sembrar en el corazón de los más pequeños la semilla de cuidar a otro, de lograr ser compasivos y solidarios desde la infancia. De entender lo vulnerable que es la vida y lo importante de la compasión.


Silvia Librada Flores, directora del programa Todos Contigo de la Fundación New Health es quien lidera este proyecto en los colegios en España, cuenta que a  mediados del año 2016 en Sevilla, comenzaron a dar charlas de sensibilización e información sobre los cuidados paliativos, los procesos de enfermedad y muerte en los centros educativos, al igual que organizaron eventos de difusión sobre la importancia de cuidar a nuestros seres queridos, amigos y vecinos cuando afrontan una dolencia avanzada. “Y hemos llegado a descubrir que el tabú sobre estos temas se ha  transmitido de padres a hijos, que los alumnos quieren y necesitan hablar del tema porque tienen inquietudes sobre el funcionamiento de la vida, porque conocen el amor hacia sus seres queridos y sufren si estos enferman o fallecen. Las sesiones en los centros se convirtieron en reuniones muy participativas y activas,  con muchas manos alzadas para pedir permiso para contar sus experiencias o dudas sobre el tema” asegura Silvia.

De la experiencia con los niños Silvia señala que,  “fue conmovedora, divertida, participativa, ilusionante y mágica. Los alumnos demostraron ser expertos en los cuidados, volvieron a enseñarnos que cuidar a los demás es un sentimiento intrínseco humano con el cual nacemos. Les animamos a seguir su intuición e instinto a través del uso de los cinco sentidos. Representábamos en forma de juego de roles diferentes necesidades que pueden surgir cuando una persona está gravemente enferma. Después ellos mismos analizaban formas de aliviar el sufrimiento, de hacer que esa persona se sintiera acompañada y cuidada”. El curso Niños Cuidadores se ha realizado en toda España.

Niños cuidadores  colombianos

Cali, Medellín, Bogotá y Fusagasugá ya han comenzado acciones en los colegios con programas similares. A medida que más ciudades se unan al movimiento, las acciones de sensibilización y formación sobre las comunidades compasivas irán creciendo también. Además, se acaba de constituir el primer grupo de trabajo para el desarrollo de Comunidades Compasivas desde la Asociación Colombiana de Cuidados Paliativos ASOCUPAC que de la mano de su presidente el doctor Juan Carlos Hernández Grosso, junto con el Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de CP SECPAL pretende promover desde ambas sociedades científica el desarrollo de la compasión al final de la vida. La primera Jornada Colombia Contigo, País Compasivo que se tiene prevista para marzo, contará con los principales precursores del proyecto de la Fundación New Health, Emilio Herrera y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria.

Ver esta experiencia con niños en España crea el mensaje que si logramos educar niños compasivos y solidarios, que sean conscientes de la importancia de cuidar a otro ser humano, indudablemente tendremos un futuro mejor También recordé mi historia personal. Hace un poco más de un año escribí para este diario mi experiencia con el cáncer y los cuidados paliativos, y desde que viví y aprendí de aquellas dos duras experiencias con el cáncer de mis papás, afloró en mí un espíritu de compasión, no solo con los pacientes que sufren enfermedades terminales, sino también con su entorno familiar. Este ha sido un camino que he recorrido, sola y acompañada, y que todos debíamos recorrer, niños y adultos: el camino de la compasión.

Columna publicada en El Espectador aqui


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